Isidoro Diéguez Dueñas nació en Puertollano el 19 de enero de 1909 en una familia obrera.
Su padre trabajaba en la construcción, su madre y hermana estuvieron desempleadas durante años, y sus hermanos alternaban el paro con trabajos en el mismo oficio.

Desde los 12 años se ganó la vida con su propio esfuerzo y, con apenas 15, ya trabajaba como albañil en Madrid. En 1924 se afilió al Sindicato de Albañiles de la UGT.
En 1928 viajó a Francia, donde aprendió algo de francés. De vuelta en España, su militancia sindical le llevó a ser expulsado de la UGT “como revolucionario” y a integrarse en el sindicato comunista.
Fue arrestado una vez, pasando 15 días en prisión por propaganda política. Desde entonces se destacó como delegado sindical y organizador, participando en la preparación de movimientos de parados y en la actividad sindical en el transporte y la construcción.
En 1932 ingresó en el Partido Comunista de España (PCE), siendo nombrado delegado sindical del Radio Sur del Comité Provincial de Madrid y, poco después, su secretario general.
Ese mismo año viajó a la URSS para formarse en la Escuela Internacional Lenin, reservada a cuadros con proyección.

De regreso en 1933, asumió la responsabilidad sindical del Comité Provincial y más tarde la Secretaría de Organización.
Durante la Revolución de Asturias (octubre de 1934) actuó en la clandestinidad, coordinando a los huelguistas desde Madrid.
A finales de 1935 y principios de 1936 ocupó la Secretaría Sindical del Comité Provincial. Según testimonios de sus compañeros, siguió trabajando como albañil “porque solo así se puede lograr la influencia y el respeto que tiene entre la clase obrera madrileña”. En abril de 1936 pasó a las obras de la Ciudad Universitaria, “importante centro de concentración proletaria”, donde desplegó “una gran labor de agitación y política” buscando la unidad obrera entre CNT y UGT y combatiendo al reformismo sindical.
Cuando estalló la Guerra Civil en julio de 1936, Diéguez era ya un dirigente consolidado.
Isidoro Diéguez participó en la toma del Cuartel de la Montaña el 20 de julio de 1936, uno de los episodios más decisivos de los primeros días de la guerra en Madrid. A partir de entonces estuvo presente en distintos escenarios bélicos —Somosierra, Guadarrama, Getafe y Cuatro Vientos—, donde desempeñó tareas de organización y dirección política junto a las milicias y las primeras unidades del Ejército Popular, más que como combatiente en primera línea.
En noviembre fue designado suplente en la Consejería de Guerra de la recién creada Junta de Defensa de Madrid, y el 4 de diciembre pasó a ocupar el cargo de Consejero de Guerra, asumiendo la coordinación de la defensa militar de la capital en un momento crítico, con el frente estabilizado y la ciudad bajo asedio.



En marzo de 1937, el pleno de Valencia lo incorporó al Comité Central del PCE.

La Komintern lo evaluó en noviembre de 1938 a través de su enviado Ernö Gerö, que lo describió como:
“Político desarrollado y en desarrollo… responsable y organizado… con gran autoridad en Madrid… un poco lento, burocrático, no le gusta mucho la crítica”.

Según Fernando Hernández Sánchez, esa observación aludía a la tensión de 1938 entre la organización comunista de Madrid y la dirección central, cuando Togliatti impuso la línea de Stalin de no desbordar el Frente Popular. En un Madrid más radicalizado, Diéguez y otros defendieron consignas de transformación revolucionaria tras la victoria. La tensión se mantuvo hasta el final de la guerra y se reflejó en su papel destacado en la resistencia armada al golpe de Casado.

El golpe de Casado y la resistencia en Madrid
En marzo de 1939, cuando la guerra estaba prácticamente perdida y el Gobierno de Negrín se encontraba en Elda, el coronel Segismundo Casado encabezó un golpe contra la dirección republicana. Su objetivo: acabar con la influencia comunista y forzar una paz negociada con Franco.

Tropas casadistas en Madrid. Fuente Wikipedia
Para el PCE oficial, ya en proceso de evacuación y en contacto con la Komintern, la consigna era clara: evitar una guerra fratricida entre republicanos y preparar la retirada y la clandestinidad.
En Madrid, la realidad fue distinta. La organización comunista de la capital, dirigida políticamente por Isidoro Diéguez, optó por resistir. Desde la madrugada del 6 de marzo, en Villa Eloísa (Ciudad Lineal), Diéguez coordinó con mandos militares afines como Guillermo Ascanio y Luis Barceló la respuesta armada: se recuperaron posiciones estratégicas como Nuevos Ministerios, Chamartín, el Palacio Real o el Teatro Real, y durante dos días pareció que la contraofensiva comunista podría imponerse.
La dinámica cambió con la entrada en Madrid del IV Cuerpo de Ejército de Cipriano Mera, que apoyaba a Casado, y, sobre todo, con la llegada de emisarios de Pedro Checa, “en nombre del Buró Político”, portando una orden inequívoca: cesar el combate y centrarse en la evacuación y el paso a la clandestinidad. Para Diéguez y la dirección madrileña fue un golpe moral; el mensaje equivalía a desautorizar la resistencia en pleno combate.
Uno de los episodios más relevantes en la trayectoria de Isidoro fue precisamente este: su liderazgo en la resistencia al golpe de Casado. Mostró dotes de organización, determinación y capacidad de mando, y no le importó enfrentarse a la disciplina del partido si consideraba que la defensa de Madrid lo exigía. Posiblemente, esa actitud contribuyó a alejarlo de la dirección comunista en los años posteriores.
La resistencia comunista en Madrid duró hasta el 12 de marzo. Fue una batalla breve, pero intensa, que dejó claro el contraste entre la estrategia de la dirección exiliada y la determinación de la organización madrileña, que, con Isidoro Diéguez al frente, decidió apurar hasta el último día la defensa armada de la capital.
Cercanía al Buró Político y misión internacional
Tras la caída de Madrid en marzo de 1939, Isidoro Diéguez fue evacuado por vía aérea desde el aeródromo de Totana (Murcia). En el avión viajaban su esposa Anita Carrasco, su hijo Jorge y otros dirigentes como Jesús Hernández, Pedro Checa, Vicente Uribe, Palmiro Togliatti, Fernando Claudín o Virgilio Llanos.
El aparato aterrizó en Orán, en el protectorado francés de Argelia. Allí, las autoridades coloniales internaron a los recién llegados en la Cárcel Central, un episodio documentado en archivos y en las memorias de Jesús Hernández. Hernández recordaba cómo, en aquellas galerías abarrotadas, la esposa de Diéguez compartía lo poco que tenían —incluso unas tabletas de chocolate— con las familias que aguardaban destino.

En la “Relación de camaradas que han sido seleccionados entre los refugiados de Orán” —documento coetáneo—, Isidoro figura como “Miembro del B.P. del C.C.”, al igual que Pedro Fernández Checa y José Antonio Uribes. Según el historiador Fernando Hernández Sánchez, este nombramiento pudo ser fruto de una cooptación en los últimos compases de la guerra, dentro de una reorganización motivada por bajas en la dirección:
“Puede que le hubiesen cooptado. José Antonio Uribes tampoco lo era antes. Pudo ser una reorganización a raíz de los últimos compases de la guerra. Por ejemplo, también hubo bajas, como la del responsable sindical Luis Cabo Giorla.”

Tras dos meses de retención, los evacuados siguieron la ruta habitual del exilio: Orán → Marsella → París → Le Havre, donde embarcaron en un barco soviético rumbo a Leningrado y, desde el Báltico, viajaron a Moscú, alojándose en el Hotel Lux, centro neurálgico de la Internacional Comunista. El propio Hernández tituló ese tramo de sus memorias “De la cárcel de Orán al Hotel Lux, de Moscú” y dejó constancia del embarque en Le Havre hacia Leningrado.
De acuerdo con un documento conservado en el Archivo de la Internacional Comunista (Moscú), Diéguez permanecía en la URSS desde el 20 de mayo.

Puerto de Leningrado. A la derecha, con sombrero, Víctor de Frutos, jefe de la 10.ª División republicana. También aparece el piloto que trasladó a los dirigentes a Orán, el comandante Francisco Pila López Domínguez.
En el verano de 1939, Isidoro permaneció en Moscú, donde se reunió con Palmiro Togliatti, principal dirigente de la Internacional Comunista para España. Ettore Vanni, en Yo comunista en Rusia (1950), también lo menciona como miembro del Buró Político.

Poco después salió de la URSS, probablemente vía Francia, y en agosto de 1939 llegó a México como parte de la Delegación del Comité Central en América. Apenas unas semanas más tarde, por indicación de Pedro Martínez Cartón, fue enviado a Nueva York para establecer contacto con el Partido Comunista Americano y coordinar apoyos para la labor del PCE en el continente.
Su estancia en la ciudad fue breve —alrededor de un mes—, pero dejó un testimonio de gran valor personal: las cartas que escribió a su esposa Anita, hoy conservadas en el archivo familiar. Eran cartas llenas de cariño, escritas en hojas finísimas, en las que preguntaba por “su Jorgito” y se disculpaba con Anita por la separación, intentando mantener la cercanía pese a la distancia y las circunstancias.
En septiembre de 1939, ya de regreso en México, retomó su trabajo en la Delegación del CC. Ese mismo año, la Komintern lo integró en una comisión para combatir el trotskismo en América Latina, una tarea prioritaria en la estrategia internacional de Moscú.

En 1940, su actividad en México lo situó en estrecha colaboración con dirigentes como Victorio Codovilla y Pedro Martínez Cartón dentro de la Delegación del CC en América.

Su experiencia organizativa y su capacidad para moverse en entornos complejos le valieron, en la primavera de 1941, el encargo de encabezar el Grupo de Lisboa, con la misión de restablecer la dirección clandestina del PCE en España, utilizando Portugal como base de operaciones y enlace con el interior.
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El Grupo de Lisboa: última misión
En la primavera de 1941, Isidoro Diéguez viajó a Portugal en el buque Gaza con documentación falsa a nombre de Marcos Hilario Samper Vélez. En la playa de Caparica se reunió con Jesús Larrañaga, Manuel Asarta, Valverde, Figueredo y Eleuterio Lobo, acordando que él sería responsable de la misión para reorganizar la dirección clandestina del PCE en España, siguiendo las directrices del Buró Político en México y la línea marcada desde Moscú.
El grupo combinaba reuniones discretas con tareas logísticas: impresión y distribución de Mundo Obrero, mantenimiento de redes de enlace y preparación de emisoras.
El 5 de octubre de 1941, Isidoro fue detenido en Lisboa durante una cita vigilada; la policía portuguesa incautó en su domicilio propaganda y correspondencia cifrada. Poco después, él y sus compañeros fueron entregados a España y encarcelados en Madrid. Entre las personas detenidas en la misma red se encontraba su cuñada Felisa Arranz, militante del PCE y esposa de su hermano Ángel, que fue condenada a 20 años de prisión; cumpliría finalmente siete, parte de ellos en la cárcel de Segovia, donde su hijo Julián la visitaba.
El 5 de diciembre de 1941, ante el juez militar, quedó registrado un detalle casi anecdótico pero humano: su estatura, 1,62 metros.
En la madrugada del 21 de enero de 1942, Isidoro y sus compañeros —Larrañaga, Asarta, Jaime Girabau, Francisco Barreiro y Eladio Rodríguez— aguardaban su ejecución tras ser condenados a muerte.

Horas antes, enviaron una carta al Comité Central del PCE expresando su orgullo de morir como comunistas y responsabilizando de su caída a Eleuterio Lobo y a “Mari Ibarra (‘Sionín’)”. Con el tiempo se aclaró que esta última acusación fue fruto de un error: el alias correspondía a María del Carmen García Companys, conocida como Perpetua Rejas, y no implicaba traición personal.

El episodio sería utilizado en las luchas internas del PCE en el exilio para desplazar a Heriberto Quiñones, acusado injustamente de colaborar en la detención del grupo.
En 1986, el partido rehabilitó su figura, reconociendo que las acusaciones habían sido infundadas.
La familia Diéguez
La guerra golpeó duramente a la familia. Sinforiano, a quien se recuerda como “un revolucionario dedicado íntegramente al Partido” y responsable de la distribución de literatura clandestina, cayó en combate en 1937.

Ángel, también obrero de la construcción y militante comunista, sobrevivió a la guerra, marchó a la URSS, trabajó en Rostov y Moscú, pasó por Cuba y regresó a España en 1972.
Cada mes de abril, coincidiendo con el aniversario de la proclamación de la República, los familiares de los fusilados en el Cementerio de la Almudena se reúnen para rendirles homenaje. Entre flores, canciones y recuerdos compartidos, se escuchan los nombres de quienes dieron su vida por sus ideales. Allí estuvo, mientras vivió, el hijo de Isidoro.
Hoy, la tradición continúa con su nieto, Jorge Diéguez Cobo, y con su hija, la bisnieta de Isidoro, que llevan su nombre y su legado con orgullo.

La memoria de Isidoro sigue presente, viva en las generaciones que lo suceden, recordando que su lucha y su ejemplo no se apagaron con las balas, sino que siguen encendiendo conciencias más de ochenta años después.
Fuentes utilizadas
- Documento mecanografiado del Archivo Histórico del PCE (1935–1936) – testimonio sobre su labor sindical como albañil y dirigente.
(Consulta presencial en AHPCE) - Ficha personal en ruso de la Komintern (RGASPI, Moscú, nº 2043) – datos de nacimiento, oficio, detención, actividad sindical.
RGASPI – Российский государственный архив социально-политической истории - Mundo Obrero, diciembre de 1936 – cobertura de su papel en la Junta de Defensa de Madrid.
Hemeroteca Fundación Instituto de Historia Social - Informe de Ernö Gerö a la Komintern, noviembre de 1938 – valoración política y organizativa.
RGASPI – Komintern Archives - Comentarios de Fernando Hernández Sánchez sobre la “línea sectaria” y el conflicto Madrid–dirección central.
Hernández Sánchez, F. (2010). Guerra o revolución. El Partido Comunista de España en la guerra civil. Crítica. - Diccionario Biográfico de la Internacional Comunista – entrada “Isidoro Diéguez”.
Gran Enciclopèdia Catalana – Memoria Histórica PCE - Ettore Vanni (1950). Yo comunista en Rusia. Madrid: Ediciones Destino, pp. 22–23 – confirma su pertenencia al Buró Político y reunión con Togliatti.
Referencia bibliográfica en WorldCat - Jesús Hernández, En el país de la gran mentira, París: Editions de la Librairie du Globe, 1953. Disponible en: https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Jes%C3%BAs%20Hern%C3%A1ndez%20-%20En%20el%20pa%C3%ADs%20de%20la%20gran%20mentira.pdf
- Página de Facebook “Isidoro Diéguez” – publicaciones conmemorativas y material fotográfico.
Facebook – Isidoro Diéguez - FERNÁNDEZ, Carlos (2002). El Partido Comunista de España en el exilio: 1939-1945. Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid. Enlace PDF

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